Así lo sostienen los vecinos de Berazategui que la semana
pasada realizaron una vigilia por la VIDA en la intersección de las calles 21 y
145, esquina donde están emplazando la
subestación eléctrica Rigolleau.
La obra prevé recibir energía de alta tensión, 132,000
voltios que recorren el barrio por caños enterrados a menos de un metro de
profundidad, por donde caminan, corren, duermen, viven, miles de mujeres,
hombres y niños que son condenados por esta obra a deteriorar su calidad de
vida, enfermarse y hasta morir a causa de leucemias o cáncer que son
enfermedades que produce la exposición prolongada a altos niveles de
electromagnetismo como producen estos transformadores de alta tensión.
Los vecinos reclaman que la subestación eléctrica se
traslade a zonas no pobladas ya que está científicamente comprobado que los
campos electromagnéticos que éstas producen, dañan en forma irreparable la
salud de la gente a su alrededor. Ejemplo de esto son los 169 muertos y más de
100 enfermos entre los vecinos linderos a la subestación Sobral en Ezpeleta, del
partido de Quilmes.
Pese a las decenas de reclamos de los vecinos de
Berazategui, tanto a entes de gobierno nacional, provincial y municipal, así
como a la justicia, (actualmente está en manos del juez ARMELA del juzgado
federal de Quilmes, una nueva causa en la que se pide que se detenga la obra y
se indique el traslado), la obra continúa avanzando y amenazando con su
cableado a cientos de personas que habitan el barrio.
“Vinieron a
terminar la obra a sangre y fuego” sostienen los vecinos y no se equivocan,
porque más de 300 efectivos de la policía bonaerense junto a la gendarmería
nacional, han tomado el barrio, cortando el acceso vehicular y peatonal,
generando situaciones de prepotencia y violencia sobre la gente, hasta sobre
los niños y niñas del vecindario y de las escuelas que se encuentran en la zona
de mayor afectación de esta subestación.
A sangre y fuego es la forma en la que se lleva adelante
una obra inconstitucional, defendida por un operativo policial ilegal, que
ninguna autoridad reconoce, que la justicia dice que no está autorizado, pero
que nadie levanta. “Esto atenta contra la democracia y el estado de derecho”,
sostienen quienes viven a diario los apremios policiales en la puerta de sus
casas.
LA OMS desde su instituto IARC ha reconocido a los Campos
electromagnéticos dentro del grupo 2b, como “Posibles cancerígenos en humanos”,
así como fue el PCV reconocido hace unos años en esta categoría y enviado a ser
retirado de los transformadores.
Los vecinos piden que se los escuche porque su lucha es la
de muchos argentinos, familias diezmadas por efectos de este tipo de
contaminación, que puede evitarse si se planifican las obras contemplando ese
impacto en la salud humana, “hay que alejar las fuentes de emanación de los CEM
de donde vive la gente” sostienen los vecinos, pues esto es lo que le han
explicado científicos nacionales e internacionales con los que han tomado
contacto en estos años de lucha.
También saben que en otros países del mundo se
han cambiado las legislaciones, contemplando estas nuevas realidades producidas
por el crecimiento de la demanda de energía eléctrica en el mundo. “Aquí en
Argentina tenemos una resolución del año 1998, la Nro 77, que está inspirada en
una ley de los años 80, es imposible que esta norma haya previsto el desarrollo
tecnológico y su impacto en la salud de los últimos 25 años”, explican los
vecinos de Berazategui, es necesario agiornar estas normas “necesitamos una ley
sanitaria, no de la secretaria de energía, sino de un grupo de especialistas
que interdisciplinariamente puedan abordar la problemática desde la salud”
sostienen con sólidos fundamentos y además agregan que “no es progreso si se
construye sobre la vida de nuestros hijos”.
La vigilia del 2 de mayo, fue a un año de la feroz
represión sufrida en el 2011, y después de la cual el ENRE (Ente Nacional
Regulador de la Energía) se comprometió a dialogar con la gente y consensuar la
obra. Curiosa forma de consensuar dicen los vecinos: “nos mandaron 300
efectivos a que nos repriman otra vez, nos metieron dentro de un vallado y nos
piden documentos para entrar a nuestras casas”, denuncian públicamente.
Esta semana los vecinos prendieron velas, otra vez, porque
necesitan creer en la JUSTICIA y luchan pacíficamente por un derecho humano
básico e intransferible: LA VIDA.
Los vecinos prendieron velas ante las vallas de la
policía, que ocupa el barrio desde hace 3 meses y se escucharon cantos como: “queremos VIDA, no REPRESION, queremos
Berazategui sin contaminación”.
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