Ante hechos delictivos contra la propiedad
privada se profundiza la instalación del concepto de INSEGURIDAD. No se habla
de delitos sino de INSEGURIDAD.
De esta forma se genera como principal
problemática social una derivada de delitos contra la propiedad, que muchas
veces terminan en homicidios, siendo que no es ésta la principal problemática
que enfrenta la sociedad.
¿Por qué el uso del término INSEGURIDAD y no
DELITO?
¿Por qué se instala la seguridad vs inseguridad,
como principal antinomia de la vida social? ¿Quien lo hace? ¿A qué intereses
sirven?
Algunos de estos interrogantes nos dan paso a
pensar y analizar los estrategias que pone en juego el poder, tanto político
como económico, para lograr ciertos niveles de gobernabilidad, necesarios para
que el sistema económico, social y cultura imperante siga en pie. Estrategias
de gobernabilidad sobre los diversos sectores de la sociedad.
Así los sectores de clases medias y medias altas,
que tienen bienes privados que “defender” serán convidados a enfrentarse al
“flagelo” de la inseguridad, al cual se responde con medidas de “Mano dura” de
sistemas cada vez mas punitivos, con mas dosis de castigo para los “Malos” que
son culpables de esa inseguridad.
La otra pata de esta estrategia está basada en
generar paranoia y miedo. Para esto los medios masivos de comunicación juegan
un rol central, ya que sobre casos reales - innegablemente trágicos para
quienes lo padecen- generan una magnificación que instala este como EL TEMA por
excelencia, LA NOTICIA sobre la vida de los argentinos. De este modo, apoderados por el miedo y la
paranoia, las clases medias y altas, aceptan, y hasta reclaman, más mecanismos
de represión contra los sectores más empobrecidos y excluidos de la sociedad.
Ellos los que son reconocidos como probablemente “Malos”, estigmatizados como “Posibles delincuentes”,
condenados a habitar los márgenes, a alimentarse de las sobras de otros, de
aquellos que ya por “incluidos” tienen esos bienes que cuidar.
Así se forma una antinomia social en la cual los
que están dentro compran bienes, alimentando el auge de una sociedad de consumo
en su máxima expresión, y aquellos que
imposibilitados de acceder en forma “legal” a ese consumo, implementan otras
formas de poder poseer algo que los habilite a formar parte del sistema que los
excluye. Ropa, celulares, autos, dinero que les permita comer, consumir,
incluso sustancias tóxicas ilegales, algo que los ponga dentro y les permita así
sobrevivir.
Pero como a través de una operación impecable
realizada por los medios (en tanto parte del Poder Económico) junto al Poder
Político, se ha logrado inscribir a la seguridad como un estado de bienestar
del orden individual (pues nadie habla de seguridad social!), que peligra en
manos de los jóvenes, pobres, descarriados y malos, la forma de resolverlo será
reprimiéndolos, a través de las fuerzas policiales y el encierro. Aumentando
las penas, siendo más duros, porque el problema parece radicar en que por un
robo con arma de fuego 15 años es poco tiempo. Se resolvería con 30 años.
Con esta lógica de pensamiento encerrar a los
chicos desde los 14 en lugar desde los 16 resolvería el problema de los delitos
en nuestro país.
Quizás es necesario decir con claridad que
el sistema penal no garantiza derechos ni repara daños, sino que castiga y
profundiza la exclusión social
Se siembra miedo y se recogen medidas punitivas,
una ecuación que solo sirve a quienes necesitan mantener el orden de cosas dado
para garantizar su acumulación de capital.
Miren si los medios contaran a la opinión pública
que en la provincia de Buenos Aires, en el año 2007 hubo 153 adolescentes detenidos
acusados de homicidio. Más allá de la
dificultad de conocer si luego del proceso de juicio los chicos fueron
encontrados o no culpables, estamos hablando de 153 chicos de una población de
2.000.000 de adolescentes de la Provincia de Buenos Aires.
Miren si los medios contaran a la gente que es
mentira que no hay chicos de 14 y 15 años presos, sí los hay y con prisiones
preventivas que los tienen hasta 3 años encerrados, sin juicios, sin saber si
son o no responsables de aquellos delitos que han sido acusados.
Miren si los medios le contaran a la gente que
los chicos presos (450 en la provincia de Buenos Aires actualmente) no tienen
acceso a la educación, que carecen de horas de recreación, que son castigados
física y psicológicamente, que al castigo recibido fuera de los muros, a la
falta de alimento, de redes de contención social, de vestimenta, de escuela, se
suman el castigo propio del intramuros.
Qué pasaría si los medios contaran con tanto
ímpetu e insistencia, como lo hacen con algunos casos elegidos, como es la vida
de los millones de niñas, niños y adolescentes de nuestro país que viven en
condiciones de extrema pobreza (entendiendo la pobreza NO SOLO como falta de
bienes materiales), de los cuales muchos atraviesan decenas de instituciones
del Estados que no los mira, y solo los tiene en cuenta cuando la institución
que los encuentra es la policial.
Quizás si se informara sobre esta realidad la
noticia del día no sería la INSEGURIDAD a las que nos someten los delincuentes,
sino la INSEGRIDAD SOCIAL a las que millones de personas son sometidas en este
país día a día.
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