UN TEMA SOBRE EL CUAL EL
GOBIERNO MIRA PARA OTRO LADO
La situación con los corte de electricidad.
Que hace años vivimos en un país sin control ni planificación
energética, así como sin control de ningún tipo sobre el crecimiento en
infraestructura, lo sabemos (sufrimos) cada uno de los habitantes de las
grandes y medianas ciudades del país.
Las grandes multinacionales de la electricidad como Edesur,
Edenor y Edelap no han realizado las inversiones que correspondían a los largo
de 20 años, desde su privatización. Ahora no alcanza recordar como Menem regaló
las joyas de la abuela, y que de esa manera entramos en el duro camino del más
cruel neoliberalismo capitalista. Eso fue hace muchos años. Hoy vivimos con
otro tipo de gobierno, que se presenta con más equidad social, aunque no
distribuye la riqueza sino aumenta la ayuda social. Un Gobierno con memoria por
los derechos humanos violados ayer, pero que no responde por las muertes y
desapariciones de cientos de jóvenes de hoy.
La realidad de estos días nos muestra que seguimos viviendo bajo
otro gobierno pero que también defiende los intereses del capital, un gobierno
que quiere “repartir distinto” pero sin terminar realmente con la miseria que
provoca el sistema capitalista. Un gobierno sin democracia participativa, sin
distribución de la riqueza, sin controles a las grandes empresas que nunca
dejan de llevarse la mayor cantidad de plata que pueden. Un gobierno que no
obligó a que las empresas eléctricas –en este caso- hicieran las inversiones
necesarias y que llegáramos a la situación de que las trabajadores de Edesur,
Edenor o Edelap, a pesar de enorme esfuerzo que realizan, no puedan resolver
problemas, incluso no muy serios, porque estas empresas no invirtieron ni en
repuestos. ¿Qué quiere decir Capitanich cuando pide razonabilidad en la
protesta? ¿Por qué De Vido se cree en condiciones de pedirle confianza a la
gente?
Hace muchos días que sufrimos los desmanes de las
multinacionales de la electricidad. Si buscamos una respuesta a lo que está
pasando, solo la encontraremos en que estas empresas no han hecho las
inversiones que correspondían, pero si se llevaron los dólares hacía sus casas
matrices, y no hubo cepo que los detuviera.
Hoy sólo emparchan, y lo parches duran apenas días o horas y
miles personas se vuelven a quedar sin luz.
Berazategui es un ejemplo de la desidia y la mentira. Se nos
dijo que para resolver el problema de provisión de electricidad debía
duplicarse la potencia de la subestación Ezpeleta (en el barrio Primavera) y
ponerse en marcha de la subestación Rigolleau (en pleno casco urbano dañando
letalmente la salud de la población por contaminación electromagnética). El
gobierno Municipal (en sus dos versiones de Mussis) puso el acento en estas
“soluciones” acusó a los vecinos y organizaciones sociales de “terroristas” por
defender sus vidas y pedir que se coloquen las subestaciones fuera de los casos
urbanos, le hicieron creer al resto de la población que no tenia luz por culpa
de los vecinos que alzaban su vos en defensa del derecho humano elemental: LA
VIDA. Hoy, con esas maquinas de muerte funcionando, la cantidad de barrios que
no tienen luz en el Distrito se multiplicaron. También se van a multiplicar los
enfermos.
Los comerciantes y empresarios locales, siempre listos para ser
lamebotas del gobierno municipal, defendieron la puesta en marcha de la
subestación Rigolleau con toda su capacidad de lobby. Hoy viven comprando
generadores eléctricos, otra salida autista. Todavía no les pidieron perdón a
los vecinos afectados por la subestación Rigolleau.
También, el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE)
apeló sistemáticamente al argumento de que con estas dos medidas se resolvía la
situación.
En estos días hemos escuchado decir a un alto funcionario del
Gobierno nacional que el rol del ENRE es aplicar multas. Gracias por ser tan
sinceros. Gracias por reconocer que teníamos razón cuando decíamos que el ENRE
no sirve para nada.
Pero quizás valga la pena recordarles que cuando en 1993
se privatizó el servicio de energía, y por Ley N° 24.065 se creó este Ente del Estado para controlarlos, se le dio como
función, entre otras, proteger adecuadamente los derechos de los usuarios y
promover la competitividad en la producción y alentar inversiones que
garanticen el suministro a largo plazo.
Pero la pura realidad es que el ENRE, sus directores
particularmente, se convirtieron en gerentes (seguramente bien pagos) de las
empresas eléctricas. Realidad que vivimos en nuestra larga lucha contra estos
personajes que ocupan los principales sillones de ese antro de corrupción y que
nos demostraron que siempre están al servicio de las Multinacionales de la
energía.
El Secretario de Energía de la Nación, ¿no conoce esta realidad?
El Ministro de Planificación ¿no conoce esta realidad? Que lastima que nunca
quisieron recibirnos, porque quizás podríamos haberlos puesto al tanto, tan
solo contándoles la realidad cotidiana y sin apelar a mucha carga técnica o
científica, las que quizás “no conozcan”.
Nuestra lucha siempre fue contra el daño que producen el
electromagnetismo en los seres humanos y que lo generan las subestaciones
eléctricas, los transformadores con PCBs y el tendido de los cables de alta y
media tensión. Pero también siempre dijimos que cuando no quedaba más remedio
que hacer una subestación en una zona poblada, después de haber desechado
seriamente toda otra alternativa, se las debe construir apelando al
conocimiento científico –que lo hay y mucho- para que nunca pase de 0,3
microteslas (uT) la emisión que reciban los habitantes de la zona. Se puede
hacer, y está probado, pero la realidad esta demostrando una vez más, que las empresas no vinieron
para invertir sino para llevarse la plata a pala y de cualquier manera.
¿El Gobierno va a dejar que esta situación siga así?, o
los van a obligar a invertir BIEN, haciendo todas las obras necesarias para que
haya luz con el menor impacto sobre el ambiente y garantizando la salud de la
población. O solo van a sacarles las empresas y pasarlas a manos del
Estado – como siempre debió ser- permitiéndoles que se vayan habiendo
ejecutado la parte final del negocio que inició Carlos Menem, que dicho sea de
paso aún está suelto y en la bancada oficialista del Congreso Nacional.
Hoy son miles las personas que están abandonadas, sin ayuda
mínima para paliar la situación. Cortando avenidas y vías del ferrocarril para
que los escuchen. Pero nosotros no olvidamos que hay cientos de transformadores
que tienen sustancias nocivas para la salud y que hay que modificar sus
refrigerantes. Que cerca un centenar de subestaciones deben ser apantalladas
para impedir la fuga de la radiación electromagnética, o que hay miles de
metros de cable que deben ser soterrados de manera no contaminante No olvidamos
lo que hemos aprendido luchando y no permitiremos que intenten resolver un
problema generando otro.
Que la triste realidad de estos días no nos haga perder el fondo
de la batalla. Es justo y necesario que ahora las empresas inviertan para
resolver esta angustiante situación, pero que después tomen las medidas para
resolver los problemas de fondo, antes de que se las “eche” del país, sino
habrán dejado los enfermos, los muertos, los desamparados, los fundidos y se
habrán llevado el dinero a sus países “centrales”.
Basta de silencio, solidaridad para quienes hoy sufren las
consecuencias del devastador plan de las multinacionales. Y solidaridad con
quienes sufren las consecuencias de los efectos del electromagnetismo. Es el
mismo pueblo. Es un problema de todos.
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