6 de marzo de 2012

La alegría es nuestra, tanto como la razón

La decisión nuestra se tomó hace más de 8 años: traslado de la subestación Rigolleau a una zona no poblada. La decisión de ellos es todo lo contrario, ponerla en funcionamiento. Nuestras acciones son de resistencia pacífica. La de ellos es de represión y violencia física y psicológica.

En estas semanas se volvieron a repetir hechos conocidos aunque la forma es cada vez más brutal de lado de ellos y más firme del lado nuestro.

Volvieron con sus ya conocidas huestes violentas el 13 de febrero a la madrugada. Entraron al barrio marchando y golpeando sus escudos como las hordas hitlerianas. Ocuparon el barrio. Volvieron a colocar vallas metálicas, esta vez recubiertas con maderas de más de dos metros de altos. Mancillaron el barrio. El primer objetivo: Continuar cueste lo que cueste con una obra cuestionada, mal hecha, que pone en riesgo la salud de la población. Y para lograr eso tiñen Berazategui de violencia y dictadura.

Se escondieron detrás de un largo muro para evitar la presencia organizada de los vecinos.

También volvieron con sus armas largas, cascos, escudos y palos, los que volvieron a usar el viernes 2 de marzo, apaleando a mujeres con sus niños, a un grupo de menores y todo aquel que quisiera defenderlos, generando una brutal represión.

Nuestra respuesta volvió a ser la misma. Los denunciamos por el atropello. Redoblamos nuestras convicciones y nos volvimos a juntar en una gran asamblea el sábado 3 por la tarde, acompañados por el diputado nacional Víctor De Genaro, la diputada provincial Rita Liempe y dos docentes filipinos, de paseo por Berazategui, quienes se encontraban presentes invitados por los maestros de Suteba. A todos les mostramos el barrio y la tristeza que generara la bonaerense de Scioli. Pudieron observar -e incluso sufrir en carne propia- la prepotencia policial a la que diariamente están sometidos quienes viven en el barrio sitiado. A más palos más ideas y salimos de allí con más ganas de luchar por la vida y contra el accionar policial ilegal.

Luego nos fuimos caminando y cantando hasta la plaza Rigolleau (Av.14 y Lisandro de la Torre) y allí se desarrolló el “Corso inconforme de Berazategui”, una fiesta carnavalesca llena de música, baile, juegos, espumas y bombitas. Mucho color y la fuerza que dá esa mezcla de bronca y disposición a no dejarte pasar por arriba. Más de dos centenares de personas bailaron al ritmo de las cuatro murgas que actuaron hasta ya bien entrada la noche.

Pero el sábado quedó chico y seguimos el domingo en la plaza del barrio. Allí volvieron las murgas y el papel picado. Allí, sólo a 100 metros de la policía y todo su aparataje. La escena fue fácil de advertir: los que estamos por la vida en la plaza, los que están para defender los intereses de una empresa multinacional que no le interesa causar enfermedad y muerte detrás del muro con sus cascos, escudos, palos y armas largas.

Paradojas de la vida, los carceleros encerrados mientras el pueblo se divertía en la plaza.

La decisión ya está tomada: la razón es nuestra y por eso seguiremos peleando hasta ganarle a los generadores de odio, soledad y muerte. Seguiremos porque la lucha es por la vida, por nuestros pibes, por nuestros abuelos.

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