Compartimos con ustedes dos materiales para pensar sobre….
¿Quiénes son los inseguros?. Nuestros pibes y el sistema carcelario,
nuestros pibes y las oportunidades.
“Población
Juanito Laguna” Video – Escuela Media 7 “Agustín Tosco”, Unidad penitenciaria
N°39, Ituzaingó
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EL
MEGAFONO
Poder
y resistencia: el duelo de las astillas
Por Ana Laura Lopez *
No hay relaciones de poder sin resistencia: allí donde se ejerce uno, se
identifica la otra.
Palabras
más, palabras menos, este ya iconizado axioma de Michel Foucault asume una
relevancia y vigencia especial cuando producciones colectivas como La Astilla, una
revista realizada por alumnos de la Escuela Media Nº 7 Agustín Tosco, que
funciona en la Unidad Penal Nº39 de Ituzaingó, provincia de Buenos Aires, se (nos)
clavan en la sensación de sometimiento que produce el poder penitenciario desde
su seno y hacia la sociedad en forma extensiva.
Poder
penitenciario que se ejerce y renueva a través de variadas tecnologías de
gobierno, ya sea violencia física directa (esa que humilla, doblega, tortura, marca
y destroza los cuerpos) así como las otras violencias, las del sometimiento
psíquico y simbólico, las de la degradación subjetiva y social, las de la
aceptación y naturalización de ser incluido en el padrón de las vidas
desechables. Tecnologías siempre múltiples y yuxtapuestas, que coexisten con
otras técnicas de promoción de violencia y del fomento de la ruptura de los
lazos de solidaridad y cooperación.
Por eso
decimos que la cárcel es una maquinaria política que produce subjetividades
degradadas. Hay que repetirlo: la cárcel no fue, no es y no podrá ser modelo. De
nada. Eso es mitología para los manuales y seminarios institucionales.
Para los
y las personas detenidas, presas de un sistema basado en la crueldad, la cárcel
siempre es otra cosa. En la cárcel se sobrevive a la degradación. En la cárcel
se tolera el dolor, se metabolizan las violencias, se intenta aprender a vivir
en libertad a pesar del encierro.
Pero como
a todo acto de poder se le impone un acto de resistencia, la producción
colectiva florece en periodismo crítico y reflexivo, en una astilla que acaso
como partícula de resistencia subjetiva se incrusta tenazmente en esas
relaciones de fuerza, diciendo lo que no se dice, haciendo visible lo que no se
quiere ver. Desde Ituzaingó una nueva astilla nos recorre y se hace ver, como
punta de lanza, porque ya se clavó extendiendo esas preguntas incómodas y
necesarias, esas preguntas que apuntan a otros sentidos. Y que tampoco no son
modelo. Y no son modelo porque escapan a las prescripciones y se preguntan, y
nos preguntan, sobre esos destinos, sobre esa naturalización de los engranajes
sociales del poder.
Sólo
resta acompañar el agudo rugido de esas voces, la ronda de esas subjetividades,
y lo que logran: el imprescindible arte colectivo de disputar la lucha por los
sentidos mientras se sobrevive al dolor, desde su propio seno.
Bienvenido
el duelo de las astillas: siempre nos hacen falta.
* Socióloga. Integrante del Grupo de Estudios sobre
Sistema Penal y Derechos Humanos (GESPyDH) del Instituto de Investigaciones
Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Participó de la presentación
de la quinta edición de La Astilla, que se realizó en el Centro Cultural de la
Cooperación junto a alumnos y docentes de la Escuela Agustín Tosco que funciona
en la cárcel de Ituzaingó.
Más información: http://www.facebook.com/RevistaLaAstilla